6 de septiembre de 2010

teatro anónimo contemporáneo

Cuando nos hallamos frente a una obra maestra, algunas personas quedan boquiabiertas, otras sollozan y las más atrevidas sueltan risotadas. Para ser un hartista como este, necesitamos probar un poco de mediana edad -y de su calvicie y sobrepeso-, de soledad, de aburrimiento, de tolerar siquiera la compañía de una mascota pero, más aún, de cierto patetismo que pocos de nosotros podemos alcanzar.
Have fun...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Es, simplemente brillante.

Saludos, Ariel :)