29 de agosto de 2010

apophthegma nro 12

En El Banquete de Severo Arcángelo, Marechal nos señala la importancia de las buenas dentaduras, en especial para aquellos afanosos de atravesar gratis todas las puertas:

-¿Sabía usted que Sócrates tuvo un gallo?
-No, señor -le respondí secamente.
-Pues lo tenía -me aseguró Bermúdez-. Y cierta vez el esclavo Ántrax, un filósofo en pantuflas, robó el gallo de Sócrates, lo desplumó secretamente, lo metió en la olla y lo hizo hervir un día y una noche. Después, al intentar comerlo, Ántrax perdió todos los dientes, pues el gallo estaba tan duro como al principio.
-¿Qué me quiere decir con esta fábula ridícula?
-Yo que usted -me aconsejó Bermúdez- pondría en la olla de Ántrax a los dos clowns, y los dejaría cocinar más tiempo. ¿O cree usted que, sin poseer una buena dentadura, se puede morder la cáscara de los símbolos?

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