10 de octubre de 2011

no la llames

Todo indica que tu deber no es llamarla. No es tu destino, no es tu momento, no es la circunstancia para hacerlo. Todos tus amigos te sugieren que no la llames, lo han sugerido en el pasado incesantemente; tu psicólogo te dice que ya es hora de avanzar; los gurúes de internet pronostican ominosos tormentos, llamarla es pecado en su biblia. Los pájaros que se posan sobre los árboles, tanto de día como de noche, comienzan a hablar en tu idioma y a cantarte "no la llames". No lo hagas, no. Recordás a tu maestra de primer grado, enseñándote a escribir en cursiva con la oración: "no la llames", y luego evocás a la de tercer grado separándote el sujeto tácito del predicado. "No la llames" es el consejo que te da el famoso de una publicidad, el flaco del clima y hasta el buen tino de Hollywood. Ella incluso en tu cabeza reitera: "no me llames". Vos mismo te lo repetís, una y otra vez, convencido y firme de tu decisión. Sabés que el teléfono está a dos pasos de distancia y aún así te lo advertís. "No la llames" dice el display del teléfono y a continuación aparece una animación del quinto círculo del averno. El primer botón es la "n", el segundo la "o".
Y te lo seguirás repitiendo hasta que escuches su voz.

1 comentario:

Lobo Estepario dijo...

Noooooo, jajaja