En el Eduardo II de Christopher Marlowe, Mortimer Junior enfrenta la muerte:
Vil Fortuna, ahora veo que en tu rueda
Hay un punto al que los hombres aspiran
Y que los precipita; ese toco yo,
Y si más no me es posible ascender
¿Por qué me entristecería en mi caída?
Adiós, bella reina; no llores por mí,
Que al mundo desprecio y cual viajero
Me voy a descubrir países ignotos
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