7 de enero de 2012

calavera no chilla

Orgullo. Ésa es el sentimiento que me recorrió al leer un artículo de La Nación, en cuyo título descansaba el interrogante "¿Qué lamentamos no haber hecho antes de morir?" y que sucintamente refería al libro Regrets Of The Dying de Bonnie Ware, en el cual pendía esa pregunta sobre las consciencias de aquéllos que, por tal o cual razón, estuvieron al borde de la muerte.

El artículo destaca cinco arrepentimientos:

1. "Me gustaría haber tenido el valor de vivir una vida fiel a mis conceptos y no la vida que otros esperaban de mí"

2. "Me hubiese gustado no haber trabajado tan duro"

3. "Me gustaría haber tenido el valor suficiente para manifestar mis sentimientos"

4. "Me hubiese gustado mantenerme en más contacto con mis amigos"

5. "Me gustaría haber sido más feliz"

¡Cuánta alegría saber que antes de morir no necesitaré arrepentirme de estas cosas! Porque sin haber atravesado una experiencia cercana a la muerte o siquiera sufrir un trauma de portentosas proporciones, me encuentro peleando cruentamente en el campo de batalla de la vida, de la vida terrenal y la espiritual. Pues, ¿no son acaso las susodichas penas de índole espiritual, no trascienden más allá el poder de inclinación y obsecuencia que nos depara una sociedad pincelada sobre un lienzo apático y mezquino?

Subyacen, entonces, dos ejemplares: la ruidosa mayoría que se retuerce en agonía por dentro, impotente, especuladora. Y la silenciosa minoría, honrando la arcaica esencia del ser humano, renuente a transformarse en un eslabón más de la cadena pero, padeciendo -a veces con insoportable hastío- los tóxicos pantanos de la mediocridad.

¡Arre!, ya he escogido mi lado.

Fuente: http://www.lanacion.com.ar/1432879-que-lamentamos-no-haber-hecho-antes-de-morir

No hay comentarios: